Passio y la continuidad de las Edades del Hombre (1)

miércoles, 12 de octubre de 2011 20:37 By Territorios y Tesoros , In , , , , , ,


El próximo 6 de noviembre se clausura la exposición Passio. Por primera vez, el proyecto de Las Edades del Hombre se montaba en dos sedes: Medina del Campo y Medina de Rioseco, las dos localidades de la provincia de Valladolid, tan cargadas de historia que, por sí solas, merecen ser conocidas.

Hay pocas cosas originales que se puedan decir de Las Edades del Hombre a estas alturas. La idea, que se puso en práctica en 1988 con la primera exposición en Valladolid, ha cosechado éxito de crítica y público. Es indiscutible su labor en la restauración de piezas artísticas, la difusión del patrimonio castellano y leonés y la promoción turística de las localidades en las que se ha celebrado desde entonces. El interés artístico, cultural e incluso la reflexión sobre aspectos técnicos -la forma de proceder en la restauración del patrimonio, la concreción de una idea museística aprovechando grandes templos- y culturales -las relaciones del mundo espiritual cristiano con el arte, la historia y el pensamiento occidental-, ha sido más que relevante.

Si las localidades en las que se han celebrado las exposiciones de Las Edades del Hombre se han visto beneficiadas, la iglesia católica no puede quejarse del apoyo institucional y económico que han recibido de la administración pública y las entidades colaboradoras. Puede decirse que, en Castilla y León, han sido el proyecto más beneficiado en este sentido. Este hecho, por sí mismo, cuestionaría muchas de las quejas que desde la iglesia se pronuncian continuamente sobre sus relaciones con las administraciones públicas.

Todas las exposiciones han servido para reflexionar profundamente, a partir del patrimonio artístico, sobre claves espirituales que, aunque vistas desde la perspectiva católica, son temas universales. En el caso actual sobre la Pasión, eje fundamental de la creencia cristiana.

No pienso que deba repetirse la experiencia de las dos sedes paralelas de la exposición. Desorienta al visitante y tampoco se encuentran tantas diferencias en la propuesta de una y otra, por mucho que las guías insistan en ellas. Es inevitable también que se produzcan enojosas comparaciones. En este caso, la exposición de Medina de Rioseco es mucho más recomendable que la de Medina del Campo: tanto en coherencia, como en sentido y equilibrio de lo expuesto. Sin embargo, bien vale la pena un viaje a cualquiera de las dos Medinas con este motivo: ciudades que conservan mucho de lo que les hizo grandes en el pasado y que cuentan con proyectos que las revitalizan, especialmente Rioseco, que parece haber encontrado una idea sobre la que desarrollarse como localidad turística de interior.

Cuando terminé de ver ambas exposiciones me surgió la misma duda sobre la continuidad del proyecto. Tal y como está solo puede decaer. Por mucho que sirva para restaurar, conservar y exponer el patrimonio artístico, la idea parece agotada, todo es muy previsible y algunas piezas suenan demasiado a vistas varias veces. Más aun en momentos de crisis económica.

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