"Las Edades no son exposiciones sin más: son catequesis y, al mismo tiempo, unas señas de identidad.": Gonzalo Jiménez, Secretario General de la Fundación Edades del Hombre.

miércoles, 2 de mayo de 2012 8:53 By Territorios y Tesoros , In , , , , , , , , ,



Falta menos de un mes para que la edición número diecisiete de las Edades del Hombre abra sus puertas en el monasterio de San Salvador de Oña con Monacatus, una exposición dedicada a la vida monástica que ha ocupado gran parte del tiempo de Gonzalo Jiménez desde que en septiembre del año pasado asumiera la secretaría general de esta fundación. A pesar de todo, acepta con amabilidad mantener una conversación telefónica en la que no escatima minutos y en la que explica que esta edición ha supuesto un nuevo reto al abordar un tema mucho más concreto que en otras ocasiones. Seleccionar las piezas ha sido más complejo que otras veces, pero, como destaca Jiménez, se ha conseguido elaborar un discurso que conjuga el carácter expositivo con el formativo. Con la previsión de abrir a finales de mayo, la organización ya ha entrado en la recta final.

¿Cómo va el montaje?.

En todas las iglesias que ocupamos para las exposiciones hay unas partes que quedan ocultas y otras que son visibles. Ahora estamos trabajando en ese aspecto y en la pintura. Nos queda poco menos de un mes y el tiempo apremia.

¿Ya saben que día se inaugurará y qué miembro de la Casa Real acudirá?.

Seguramente, será el día 22 de mayo. Estamos en conversaciones con la Casa Real porque manda a sus técnicos 15 o 20 días antes, pero no sabemos quien vendrá y, dada la situación actual, supongo que será más complejo saber si va a ser uno u otro.

A la primera edición de las Edades del Hombre en Burgos, en 1990, acudieron 500.000 personas. ¿Qué expectativas tienen ahora?.

Hay que tener en cuenta dos cosas: Oña es un pueblo muy pequeño y se encuentra justo al norte de nuestra comunidad, con lo cual, viendo un poco el lugar de procedencia de los visitantes de exposiciones anteriores, creemos que será más difícil que vaya tanta gente de Castilla y León. Por contra, Oña está muy próxima al País Vasco, La Rioja y Cantabria y yo creo que nos abrirá a una dimensión o a un tipo de visitante que en otras ocasiones era menos numeroso.

El hecho de escoger como tema la vida monástica y las órdenes monacales, ¿ha limitado la selección y la consecución de obras?.

La ha complicado. No es igual una exposición como la anterior, en torno a la Pasión [de Cristo], donde no solamente la calidad, sino que el número de piezas en torno a estos elementos de reflexión cristiana son muchísimos, que el monacato. Es una realidad dentro de la vida eclesial, pero está mucho más condicionada a la hora de encontrar los elementos necesarios para elaborar y realizar un discurso.

La vida en los monasterios también es más desconocida para la sociedad.

Precisamente, ese ha sido uno de los motivos para elegir Monacatus. Se escogió por dos cuestiones: primero, el lugar en el que la íbamos a realizar y la coincidencia con la celebración del milenario de ese monasterio de San Salvador de Oña; y dos, que siendo una realidad tan importante y significativa en lo que constituye la vida de la Iglesia, jamás la habíamos abordado de una manera directa.

De las obras anunciadas la semana pasada y, por lo tanto, ya confirmadas, ¿cuál cree que define o representa mejor a Monacatus?.

El cartel [publicitario de la muestra] lo define muy bien a través de esas manos, que son tersas y fuertes, pero a la vez oran y simbolizan ese ora et labora de la regla de San Benito. Pero luego hay muchas otras obras; prácticamente todas las que hemos escogido. En Oña vamos a encontrar a los grandes fundadores de las órdenes monásticas, elementos fundamentales con los que se construía el día a día en los monasterios y también los elementos necesarios para que, una vez vista la exposición, la realidad monacal y su importancia en la vida de la Iglesia sean perceptibles para todos. En el fondo, lo que intentamos es realizar una catequesis a través de las imágenes.

La semana pasada se hizo público el listado de piezas que podrán verse en la exposición. ¿Cuántas faltan por confirmar?.

Muy pocas. Quizá tres o cuatro, y ahora mismo [en alusión al jueves, día 26] he recibido un correo en el que nos confirmaban la posibilidad de préstamo de una pieza que habíamos solicitado en noviembre y que, en principio nos negaron, pero ahora han dicho que sí. Lo que pasa es que no sé si al final la necesitaremos porque todo este mecanismo está muy experimentado y cuando nos planteamos una exposición, sabemos que podemos tener dificultades, así que siempre pensamos en obras alternativas. Por eso solicitamos unas 200 piezas y al final nos quedaremos en torno a 140. De esas tres o cuatro que faltan todas tienen su otra posibilidad; el discurso está asegurado, así que no nos preocupa. La mayor parte de las piezas proceden de la diócesis en la que se celebra la exposición, pero no siempre se puede.

En este sentido, ¿hay todavía alguna posibilidad de contar con la talla de San Bruno de la Cartuja de Miraflores y con el frontal de Silos solicitados o la negativa es definitiva?.

No hay forma. Los monjes [cartujos] nos dicen que el hecho de que sea una talla muy venerada por sus fieles impide que esté fuera durante seis meses y yo entiendo que el frontal de Silos es una pieza un poco compleja y depende, ni siquiera del Museo de Burgos, sino de Patrimonio. No ha sido posible, pero es previsible. Y hay que comprenderlo, aunque no nos guste porque a veces esas son las piezas claves y tenemos que recurrir a otras.

¿Cree que también puede haber un cierto temor por motivos de seguridad o por el importe de asegurar las obras?.

No creo que sea un motivo de seguridad, porque tenemos piezas con seguros altísimos. Es cierto que la desaparición del Codex [Calixtinus] en Galicia y los últimos robos han complicado las cosas, pero no creo que sea el motivo. El sistema de seguridad de cualquiera de las exposiciones de  Edades es amplio: desde vigilancia 24 horas a presencia en sala y seguridad nocturna. Hasta ahora nunca ha sucedido nada, pero es cierto que nadie está libre ni seguro. Tampoco en nuestras casas. 

Al margen de que se exponga o no, ¿qué obra es la que les acaban de confirmar?.

Preferiría no desvelarlo porque quizá, al final, no sea necesaria y no quisiera ofender a nadie. La solicitamos en noviembre y la denegaron. Ahora han hecho otras consultas para ver si era posible el traslado y se ha autorizado, pero al confirmarla casi en mayo no sé si será posible mostrarla, porque lo más seguro es que buscáramos una alternativa.

¿Sabe cuáles son las alternativas a la talla de San Bruno y al frontal de Silos?.

De una no sé, pero de otra sí. Es una pieza en piedra de San Bruno que está en el Monasterio del Parral, en Segovia, aunque de San Bruno tendremos varias obras.

¿Encuentran la misma colaboración por parte de otras diócesis para ceder su patrimonio o a medida que avanzan las ediciones de las Edades empieza a complicarse?.

Se complica. Es cierto que en Castilla y León tenemos un inmenso patrimonio, pero todo tiene su límite. El próximo año celebraremos el 25 aniversario de la primera exposición, y eso tiene sus dificultades: nos hace pensar y trabajar mucho más. Luego hay otras complejidades, sobre todo en conventos y quizá más en los femeninos, aunque no en todos por supuesto, y es que tienden a tener más temor a mostrar sus piezas emblemáticas. Cuando una obra se hace tan pública como en una exposición de este tipo, donde van a pasar medio millón de personas y va a ser noticia durante seis meses, suele haber un cierto temor.

Después de 25 años, ¿cree que el modelo tradicional de las Edades del Hombre está agotado?.

A las Edades llevan mucho tiempo cuestionándolas. No en esta fase, en la que ya no estamos en las Catedrales, sino antes; siempre  hay un sector que se cuestiona el modelo. El año pasado, en Passio, hubo bastante arte moderno religioso, por ejemplo, porque se han hecho intentos para abrirse a este tipo de arte. Yo entiendo que quizá debamos caminar por esa vía en la que no sea solo la historia la que nos hable de sus raíces, sino cómo ese mismo hecho religioso es percibido, sentido y expresado plásticamente hoy. Posiblemente haya que ir por ese camino, pero hay una realidad, y es que el año pasado 450.000 personas visitaron Passio. Es decir, el interés que despierta una exposición de las Edades del Hombre es inusual; el año pasado no hubo ningún acontecimiento en nuestro país que alcanzara estas cifras. Y además, no es solo un fenómeno expositivo sin más: por un lado es una catequesis, pero por otro también es una especie de impulso identificativo de lo que es el patrimonio de un pueblo al que pertenezco. Es decir, son unas señas de identidad. Yo creo que este factor está poco expresado y, de hecho, la presencia de la Junta como gran financiadora responde a eso.

¿A qué cree que se debe ese interés inusual?.

Hay tres elementos: uno, el hecho religioso. Otro, el que sirve como elemento que identifica la pertenencia de un pueblo y de una persona a un territorio a través de su patrimonio. Tercero, las edades que caen en tu pueblo significan un impulso económico significativo. Y, si se quiere, encontramos más elementos como la calidad y la importancia de las piezas que se exhiben e incluso más, pero estos cuatro son importantísimos.

El año que viene en Arévalo y en 2014 en la provincia de Burgos de nuevo. ¿Cómo se está enfocando la muestra de Aranda? ¿Tienen alguna idea sobre el tema?.

No, todavía no. Pero pediré una reunión con las personas que están implicadas en Aranda. El trabajo de concienciación que están haciendo ellos en estos momentos es muy importante, y entiendo que lo están haciendo muy bien. Ya tuvimos una reunión el año pasado y en un mes o así me volveré a ver con ellos para ir concretando mucho más las cosas. En Aranda llevan un par de años trabajando en este proyecto y la sensibilidad y el interés que tienen son muy importantes.

Y con respecto a la muestra de Arévalo, ¿saben ya sobre qué tratará?.

Sí, pero no lo puedo decir porque antes tengo que presentárselo a la Junta. Una cosa son las ideas que nosotros tengamos y otra es que podamos desarrollarlas con la extensión que queremos. La Junta está haciendo una apuesta muy generosa, especialmente en estos momentos, pero eso no quiere decir que no tengamos limitaciones:  las tenemos y mucho.

¿Qué presupuesto conlleva una exposición como la de Oña?.

Pues algo más de un millón de euros. Es mucho dinero, y hay que añadir los seguros, que son muchos miles de euros, y también la seguridad y organización de la  muestra. Solo en el desarrollo de una exposición de estas trabajan unas 20 personas, pero tienes a otras diez que han estado trabajando todo el año. Estamos a punto de presentar las primeras ideas de la exposición que celebraremos en Arévalo el año que viene y es que, si no hubiera tanta gente trabajando en ello, no podríamos abordar proyectos de esta magnitud en estos plazos.

Hay quien dice que Monacatus será la exposición más espiritual de todas. ¿Está de acuerdo?.

Es verdad que al ser un tema tan concreto, todo se desarrolla en torno a ello y hace que pueda ser más reflexivo y, por lo tanto, más espiritual. La Pasión [de Cristo] tiene muchos momentos y el discurso se desarrolla desde muchas facetas, pero aquí no, es una realidad de vida eclesial muy determinada.

¿Está, entonces, más dirigida a un público creyente o religioso?.

Creo que no. A las Edades del Hombre se viene desde dos perspectivas: aquellas personas que quieren ver una exposición de arte religioso en el lugar o en la comunidad en la que hay más patrimonio, no solo de España, sino también de Europa, y desean conocerlo de esta forma; o aquellos otros que se acercan desde el entender que el patrimonio es el resultado de una fe y pretenden revivirla a través del discurso de ese recorrido. Son dos inquietudes distintas.

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